En el año 912, el obispo Sisnando entregó al abad Guto, del monasterio de San Sebastián del Pico Sacro, las dos terceras partes de los votos que esta iglesia pagaba al monasterio de San
Martiño. En 1115, la reina Urraca donó la iglesia de San Miguel de Castro al monasterio de Camanzo.
Se conserva el ábside de la primitiva iglesia románica, muy reconstruido en su parte superior. Son varios los autores que nombran unas pinturas murales que cubrían la totalidad de la iglesia, hoy desaparecidas bajo el encalado.
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