Aunque sabemos poco de sus orígenes, tenemos noticias de esta iglesia como sede de una comunidad de monjas franciscanas en época bajomedieval. Luego, en el s. XVI, pasó a depender del convento de santa Clara hasta la desamortización del s. XIX.
En planta destaca por su singularidad el ábside pentagonal, dividido en tramos por semicolumnas y originalmente con cinco ventanas de las que hoy conservamos tres.
La portada, también rehecha en época moderna, mantiene parte de la estructura románica y un hermoso y algo mutilado tímpano de cruces de entrelazos.
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